.cartas de Julio Cortázar y Pizarnik

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Para quienes disfrutan de una buena lectura, aca les dejo unas cartas que se
enviaban Cortazar y Pizarnik .
Había entre ellos una especie de vinculo afectivo, un amor irrealizable…

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Sin duda, algunas de las dedicatorias más conmovedoras que se conservan en la biblioteca de Julio Cortázar, las encontramos en los libros de la poeta argentina Alejandra Pizarnik. «A mi Julio», se lee en Nombres y figuras. «Muchos besos en la frente. (__) de los ojos azules (Te extraño) Tu amiguita dés lettres».

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Alejandra y el matrimonio Cortázar, Julio y Aurora, se conocieron en París y casi desde el primer momento ambos ejercieron sobre ella un papel protector, un tanto paternal o fraternal, de hermanos mayores.

Las dedicatorias van cambiando con el paso del tiempo, se vuelven desordenadas y un tanto caóticas.

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Alejandra y Julio se conocieron tal vez en Pont des Arts, una mañana, casi por accidente. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
Casi no hablaron. Pero se enamoraron con esa mezcla de asombro y distancia que suele unir a los amigos. Alejandra estaba sola y se sentía sola; había viajado a Europa luego de atravesar por un cúmulo de frustraciones. Muy pronto se hicieron evidentes, entre ellos, grandes y sutiles afinidades.
La verdad no está en los libros sino en la piel, en las miradas, en las ramas de los árboles, en los puentes sobre el río neblinoso y en las amadas palabras cotidianas. La amistad se fue cocinando mediante una infinidad de gestos de extrema delicadeza y con una mutua actitud de ternura vigilante.
Fuente: Web
Las cartas…

París, 9 de septiembre de 1971
Carta de Julio a Pizarnik

Mi querida:
Tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto
estás ya de regreso en tu casa.
Hemos compartido hospitales, aunque por
motivos diferentes; la mía es harto banal,
un accidente de auto que estuvo a
punto de. Pero vos, vos,
¿te das realmente cuenta de todo lo que me
escribís? Sí, desde luego te das cuenta,
y sin embargo no te acepto así, no
te quiero así, yo te quiero viva, burra,
y date cuenta que te estoy hablando
del lenguaje mismo del cariño y la confianza
-y todo eso, carajo, está del
lado de la vida y no de la muerte.
Quiero otra carta tuya, pronto, una carta
tuya. Eso otro es también vos, lo sé,
pero no es todo y además no es lo
mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso,
lo siento como si se
tratara de mí mismo. El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos
los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el
antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta.
Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas,
ya no queda ni siquiera ese privilegio
imperial, queridísima. Yo te reclamo,
no humildad, no obsecuencia, sino
enlace con esto que nos envuelve a todos,
llámale la luz o César Vallejo o
el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste,
pero no un
silencio de renuncia voluntaria.
Sólo te acepto viva,
sólo te quiero Alejandra.
Escribíme, coño, y perdoná el tono,
pero con qué ganas te bajaría el slip
(¿rosa o verde?) para darte una paliza de esas
que dicen te quiero a cada chicotazo.

Julio

(Un año después, la poetisa se quitaría la vida
con una sobredosis de seconal sódico.
Tenía treinta y seis años.)

Y ahora les dejo un homenaje bellisimo que le hace Cortazar a Alejandra
Pizarnik

AQUÍ ALEJANDRA

Bicho aquí,
aquí contra esto,
pegada a las palabras
te reclamo.

Ya es la noche, vení,
no hay nadie en casa

Salvo que ya están todas
como vos, como ves,
intercesoras,

llueve en la rue de l’Eperon
y Janis Joplin.

Alejandra, mi bicho,
vení a estas líneas, a este papel de arroz
dale abad a la Zorra,
a este fieltro que juega con tu pelo

(Amabas, esas cosas nimias
aboli bibelot d’inamité sonore

las gomas y los sobres
una papelería de juguete
el estuche de lápices
los cuadernos rayados)

Vení, quedate,
tomá este trago, llueve,
te mojarás en la rue Dauphine,
no hay nadie en los cafés repletos,
no te miento, no hay nadie.

Ya sé, es difícil,
es tan difícil encontrarse

este vaso es difícil,
este fósforo,

y no te gusta verme en lo que es mío,
en mi ropa en mis libros
y no te gusta esta predilección
por Gerry Mulligan,

quisieras insultarme sin que duela
decir cómo estás vivo, cómo
se puede estar cuando no hay nada
más que la niebla de los cigarrillos,

Cómo vivís, de qué manera
abrís los ojos cada día

No puede ser, decís, no puede ser.

Bicho, de acuerdo,
vaya si sé pero es así, Alejandra,
acurrucate aquí, bebé conmigo,
mirá, las he llamado,
vendrán seguro las intercesoras,
el party-para vos, la fiesta entera,
Erszebet,
Karen Blixen

ya van cayendo, saben
que es nuestra noche, con el pelo mojado
suben los cuatro pisos, y las viejas
de los departamentos las espían

Leonora Carrington, mirala,
Unica Zorm con un murciélago
Clarice Lispector, aguaviva,

burbujas deslizándose desnudas
frotándose a la luz, Remedios Varo
con un reloj de arena donde se agita un láser
y la chica uruguaya que fue buena con vos
sin que jamás supieras
su verdadero nombre,

qué rejunta, qué húmedo ajedrez,
qué maison close de telarañas, de Thelonius,
qué larga hermosa puede ser la noche
con vos y Joni Mitchell
con vos y Hélène Martin
con las intercesoras

animula      el tabaco
vagula       Anaïs Nim
blandula     vodka tónic

No te vayas, ausente, no te vayas,
jugaremos, verás, ya están llegando
con Ezra Pound y marihuana
con los sobres de sopa y un pescado
que sobrenadará olvidado, eso es seguro,
en una palangana con esponjas
entre supositorios y jamás contestados telegramas.

Olga es un árbol de humo, cómo fuma
esa morocha herida de petreles,

y Natalía Ginzburg, que desteje
el ramo de gladiolos que no trajo.

¿Ves, bicho? Así. Tan bien y ya. El scotch,
Max Roach , Silvina Ocampo,
alguien en la cocina hace café

su culebra cantando
dos terrones   un beso
Léo Ferré

No pienses más en las ventanas
el detrás        el afuera

Llueve en Rangoon —
Y qué.

Aquí los juegos. El murmullo

(consonantes de pájaro
vocales de heliotropo)

Aquí, bichito. Quieta. No hay ventanas ni afuera
y no llueve en Rangoon. Aquí los juegos.

16 Replies to “.cartas de Julio Cortázar y Pizarnik”

  1. Moriré prendado por esa pasión con que Cortázar ama y extiende sobre el papel aquel preludio de ironías que tal vez no muchos se ven reflejados pero que a mi, un simple ignorante me despelleja las sienes! Grande Cortázar…

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